Reclamemos la vida en abundancia

Reclamemos la vida en abundancia

Cuando escuché por primera vez el término «la vida en abundancia», el cual está basado en Juan 10:10, pensé que se trataba de la abundancia física que está disponible—como un buen trabajo con un buen sueldo, un carro bonito, una vestimenta bonita, una casa bonita—todas las cosas en el ámbito físico que harían a una persona próspera y cómoda en este mundo. Con Dios, todas esas cosas están disponibles; sin embargo, como eventualmente aprendí, hay una categoría de abundancia mucho más grande que sobrepasa la abundancia física. La vida en abundancia que podemos disfrutar se halla principalmente en la abundancia espiritual que Dios hizo disponible con el nuevo nacimiento.

Juan 10:10:
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo [Jesucristo] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Nos enfocaremos en tres maneras en las que tenemos abundancia en el ámbito espiritual: tener paz para con Dios, tener acceso con confianza a nuestro Padre celestial y tener alumbrado nuestro entendimiento espiritual. Y veremos cómo reclamar esta abundancia.

Una manera en que tenemos abundancia espiritual es que tenemos paz para con Dios.

Romanos 5:1:
Justificados, pues, por la fe [creyendo lo que Jesucristo hizo disponible], tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Tenemos paz para con Dios como parte del don de espíritu santo que recibimos en el nuevo nacimiento. Podemos estar agradecidos por la paz de Dios que hemos recibido espiritualmente por medio de los logros de Jesucristo. Cualquier cosa y toda cosa que nos mantenía separados de Dios ha sido eliminada. Ninguna confusión o contienda que nos rodee puede cambiar eso.

Una manera de reclamar esta paz en nuestras vidas es controlar nuestro modo de pensar y dirigir nuestros pensamientos hacia Dios y Su Palabra.

Filipenses 4:8:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Otro componente de nuestra abundancia espiritual es nuestro acceso o entrada a nuestro Padre celestial.

Romanos 5:2:
por quien [Jesucristo] también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Efesios 3:12:
en quien [Jesucristo] tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él.

¡Qué les parece esa abundancia espiritual! ¡Tenemos acceso directo al Creador de los cielos y de la tierra! ¡Cuán gran abundancia de recursos tenemos para utilizar! Una manera de reclamar este acceso es acercándonos a Dios confiadamente para pedir ayuda en momentos de necesidad.

Hebreos 4:16:
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Un tercer componente de nuestra abundancia espiritual es la disponibilidad de tener alumbrado nuestro entendimiento espiritual.

Efesios 1:18:
alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.

II Timoteo 2:7:
Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.

¡Dios nos dice que está disponible tener alumbrados nuestros ojos y entender verdades espirituales! Los profetas de antaño deseaban conocer las verdades espirituales que estaban ocultas en el Antiguo Testamento e incluso durante el ministerio terrenal de Cristo; sin embargo, hoy están disponibles para nosotros saberlas y entenderlas. Reclamamos esta verdad leyendo y estudiando la Palabra de Dios y viviendo las verdades que ahí están escritas. ¡Ésta definitivamente es la vida en abundancia!

Con el nuevo nacimiento, Dios nos ha dado abundancia espiritual para que la reclamemos. Podemos tener la abundancia física que esta prometida y mucho más que eso—la abundancia en la categoría espiritual. Como creyentes renacidos, reclamemos lo que Dios nos ha dado y disfrutemos la inmensa abundancia espiritual que es nuestra hoy.

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